Un menú degustación sorpresa, producto local y una reconocida chef que cocina como si lo hiciera para sus amigos. Así es la experiencia en A la Finca.
A pocos minutos de Brihuega, en Villaviciosa de Tajuña, se encuentra A la Finca, una casa de comidas que ha conquistado a locales y visitantes con su cocina honesta, sin protocolos y llena de sabor. Al frente está la chef Irene Letón, reconocida con un Solete Repsol y varios premios gastronómicos por su compromiso con el producto local y la cocina inclusiva.
Cocina con alma y sin etiquetas
En A la Finca no hay carta ni menú a la vista. Aquí se come como en casa de un amigo: el comensal se sienta a la mesa y deja que la chef decida qué se servirá ese día. Irene Letón prepara cada jornada un menú degustación sorpresa compuesto por cuatro platos salados y un postre, elaborado con los productos más frescos que encuentre en el mercado o recoja del huerto.
El menú tiene un precio de 30 € por persona (pan y bebida no incluidos) y se sirve a mesa completa. Si los clientes viajan con niños pequeños, solo tienen que avisar al hacer la reserva: “Adaptamos el menú a los gustos y necesidades de los peques, para que disfruten igual que los mayores”, comenta Irene.
Modernidad a fuego lento
Este formato, lejos de ser una rareza, es una declaración de intenciones: confianza, honestidad y sorpresa, los tres ingredientes que definen la experiencia de comer en A la Finca.
El sello de la casa es claro: si hay alguna intolerancia todo el menú se elabora sin gluten y adaptado a diferentes circunstancias. “No solo es el gluten —explica Irene—, también cuidamos a quienes no pueden tomar lactosa, fructosa o huevo. Lo importante es que nadie se sienta distinto en la mesa”.
Su carta combina tradición y modernidad, con platos que reinterpretan la gastronomía manchega desde una mirada personal. “Es comida española, pero con un toque propio. Transformo la cocina tradicional para hacerla más ligera y actual, sin perder sus raíces”, comenta la chef.
Sabores que cuentan historias
En A la Finca los productos llegan directamente del entorno: quesos de Brihuega e Hita, verduras de su propio huerto y miel de la Alcarria. Irene juega con ellos para crear combinaciones sorprendentes como su tarta de queso salada —un trampantojo elaborado con quesos de orégano, flor de Brihuega y de Hita y polvo de zumaque— o las migas al curry con fruta fresca, una versión más saludable y aromática del clásico plato castellano. Pero también platos tradicionales como unas costillas asadas durante 24 horas.
“Me gusta cocinar con respeto al producto, aprovechar lo que da la tierra y adaptarlo a cada temporada”, señala Irene, mientras nos muestra las hierbas aromáticas que cultiva junto al restaurante: romero, salvia, curry o menta, que utiliza tanto en cocina como para infusiones o talleres gastronómicos.
El café, un ritual con nombre propio
El cierre de la comida tiene también sello personal. Fernando Oviedo, compañero de Irene, se encarga del café y lo convierte en una experiencia sensorial. “El café no se sirve, se comparte”, nos dice con una sonrisa mientras prepara una mezcla aromática con granos seleccionados. Su idea es crear un momento de calma tras la comida, con un servicio cuidado y sin prisas.
Un espacio para disfrutar sin reloj
El ambiente es acogedor, con pocas mesas y un trato cercano. “No doblamos servicios —aclara Irene—, cada mesa es única y los comensales pueden quedarse todo el tiempo que quieran”. En el exterior, la terraza ofrece vistas al campo, ideales para quienes llegan en bici o después de hacer la ruta del zumaque.
El restaurante abre de miércoles a domingo, con desayunos abundantes y comidas sin prisa. La reserva se realiza preferentemente por WhatsApp, ya que la cobertura móvil en la zona es limitada.
A la Finca es mucho más que un restaurante: es una declaración de amor por la tierra y la cocina sencilla, un lugar donde disfrutar en familia de los sabores auténticos de la Alcarria.
Información práctica
Dirección:
Teléfono:
Correo:
Reservas
Menú degustación:
Cuatro platos salados y un postre.
Reservas:
Imprescindible reservar con antelación por watshap o mail.
Precio:
30€.
Nota: El pueblo no tiene mucha cobertura con lo que la confirmación de la reserva no será inmediata




