Turín es una ciudad que no se agota en una escapada corta, y mucho menos si viajas en familia. Su historia, su patrimonio y su vida cultural son tan ricos que cada día abre una puerta distinta: palacios que parecen escenarios de cine, museos únicos en el mundo que fascinan a niños y adultos, iglesias llenas de misterios, paseos interminables bajo sus soportales y una gastronomía que combina tradición, dulces irresistibles y sabores que se quedan grabados.
La capital del Piamonte tiene una elegancia señorial que no surge por casualidad: fue la primera capital de Italia unificada, corte de los Saboya y centro industrial de Europa. Hoy, recorrerla con niños es una aventura que alterna descubrimientos históricos, juegos urbanos y momentos de descanso en cafés centenarios.
Un paseo por la historia: la ciudad señorial de los Saboya
Turín nació como asentamiento celta-ligur (taurinos) y fue romanizada en el siglo I a.C., dejando un trazado urbano perfectamente ortogonal que aún se reconoce en el casco antiguo. Con el tiempo se convirtió en la joya de la Casa de Saboya, que la dotó de palacios, plazas y avenidas inspiradas en el urbanismo francés. No en vano, la viuda del duque de Saboya era hermana de Luis XIII, el rey de “Los Tres Mosqueteros”, y la influencia francesa se percibe en los tejados abuhardillados y cubiertos de pizarra.
En el siglo XIX, Turín se convirtió en la primera capital de Italia unificada (1861-1865), concentrando el poder político y cultural del país. A mediados del XX fue un motor industrial gracias a FIAT, que durante la Segunda Guerra Mundial dejó de fabricar coches para producir armamento.
Curiosidad para niños: la ciudad está atravesada por cuatro ríos —Po, Dora Riparia, Stura di Lanzo y Sangone— y cuenta con ¡36 puentes! El más alto y antiguo es el Puente Umberto I, mientras que el Victor Manuel I conecta con el barrio Borgo Crimea, repleto de villas y palacetes.
Soportales infinitos y plazas con alma
Con 18 kilómetros de soportales continuos, Turín es la ciudad perfecta para pasear con niños haga el tiempo que haga. Desde Via Roma hasta Via Po, sus arcadas protegen del sol, la lluvia y la nieve, y esconden tiendas con fachadas históricas protegidas por ley, incluso si el local ya no se dedica a su actividad original. Las que fueron proveedoras de la familia real lucen todavía el escudo como distinción.
En el corazón de la ciudad, la Piazza San Carlo despliega toda la elegancia turinesa: simetría perfecta, soportales llenos de cafés históricos y dos iglesias casi gemelas —Santa Cristina para la nobleza y San Carlo Borromeo para el pueblo—. En el centro, la estatua ecuestre de Emanuele Filiberto de Saboya recuerda la historia militar de la región.
A unos pasos, la Piazza CLN sorprende a los niños con dos grandes fuentes que representan a los ríos Po y Dora Riparia, uno con racimos de uva y otro con espigas de trigo, símbolos de fertilidad.
Juego para familias
Reto “Encuentra el toro”: el símbolo de Turín, un toro rampante, aparece en las pequeñas fuentes verdes llamadas toret. Hay más de 700 repartidas por la ciudad. ¿Cuántas podéis encontrar en un día?
Palacios de película
Turín y su entorno forman parte de la Corona de Delicias (Corona di Delizie), un conjunto de Residencias Reales de la Casa de Saboya declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. No son solo edificios majestuosos: son escenarios vivos que narran la historia de una de las dinastías más influyentes de Europa y que permiten a los niños sentirse protagonistas de un cuento de príncipes y princesas.
Villa della Regina
Construida en el siglo XVII para la esposa del duque Mauricio de Saboya, esta villa es un ejemplo perfecto de palacio suburbano barroco. Su nombre, “Villa de la Reina”, se debe a que fue residencia de varias damas reales. El interior conserva frescos alegóricos que fascinan por sus colores vivos y sus escenas mitológicas, mientras que los jardines, dispuestos en terrazas, permiten pasear entre fuentes, esculturas y parterres geométricos. Algo único que encanta a los niños es que, a diferencia de otros palacios, aquí se cultivan viñedos en pleno casco urbano, que producen un vino DOC llamado Freisa di Chieri.
Palazzina di Caccia di Stupinigi
Obra maestra del arquitecto Filippo Juvarra, fue inaugurada en 1731 como pabellón de caza de la familia real. La planta tiene forma de cruz de San Andrés, con la espectacular Sala Central como eje. Su cúpula, rematada por un ciervo de bronce, se ha convertido en un símbolo. Dentro, los salones están decorados con frescos, estucos dorados y mobiliario original, muchos con motivos cinegéticos: aves, ciervos y escenas de caza que los niños pueden buscar como en un juego. Los jardines que la rodean son parte de un parque natural protegido, perfecto para combinar la visita con un paseo en familia.
Palazzo Madama
Es uno de los edificios más singulares de Turín porque condensa cuatro capas de historia: fortificación romana, castillo medieval, palacio renacentista y fachada barroca. La parte más antigua conserva la puerta romana original, mientras que la imponente fachada diseñada por Juvarra mira a la Piazza Castello. Hoy alberga el Museo Cívico de Arte Antiguo, que exhibe desde esculturas medievales hasta joyas renacentistas. Subir a la torre medieval es una experiencia que los niños disfrutan especialmente, ya que permite identificar desde lo alto la Mole Antonelliana, los Alpes y las colinas que rodean la ciudad.
Museos que atrapan a niños y adultos
Turín tiene más de 30 museos, muchos de ellos perfectos para familias.
Museo Egipcio de Turín
Fundado en 1824, el Museo Egipcio de Turín es el museo más antiguo del mundo dedicado íntegramente a la cultura del Antiguo Egipto. Su colección supera las 40.000 piezas, muchas procedentes de excavaciones realizadas por la misión arqueológica italiana en Luxor. Entre las joyas más admiradas están la tumba intacta de Kha y Merit, con todos sus objetos funerarios; el Papiro Real de Turín, un documento único que enumera los reyes de Egipto; y una impresionante galería de estatuas de faraones y dioses.
La visita con niños se vuelve una aventura gracias a las audioguías familiares, los talleres y las zonas interactivas. Allí podrán descubrir qué eran los ushabti y entender cómo se momificaba a los difuntos. El museo también recrea estancias funerarias y templos, permitiendo un viaje sensorial que fascina incluso a los adolescentes más difíciles de impresionar.

Los Ushabti: los sirvientes eternos de los faraones
En el Antiguo Egipto, los ushabti eran pequeñas figuras funerarias que acompañaban a los difuntos en sus tumbas. Su misión era responder (“ushabti” significa “el que responde”) cuando el faraón o el difunto eran llamados a trabajar en el más allá. Cada figura representaba un trabajador agrícola, y las tumbas reales solían contener 365 ushabti —uno por cada día del año—, 36 capataces para dirigir cuadrillas y 12 supervisores, sumando un total de 413 piezas. Los egipcios creían que, de este modo, el difunto no tendría que realizar tareas manuales en la otra vida, ya que sus sirvientes lo harían por él. En el Museo Egipcio de Turín se conserva una de las colecciones más impresionantes de ushabti, que fascina a niños y adultos por su detallada elaboración y por la historia que encierran.
Museo Nacional del Cine
Instalado en el interior de la Mole Antonelliana, símbolo arquitectónico de Turín, este Museo Nacional del Cine es un recorrido multisensorial por la historia del séptimo arte. Comienza con las primeras formas de narración visual y la linterna mágica, sigue con decorados de cine donde los visitantes pueden entrar, y culmina con una zona de proyecciones que invita a tumbarse en butacas reclinables para disfrutar de secuencias de películas icónicas proyectadas en pantallas gigantes.
El gran atractivo para familias es el ascensor panorámico de cristal, que asciende por el vacío central de la Mole hasta el mirador a 85 metros de altura, desde donde se domina toda la ciudad y, en días claros, los Alpes nevados. Además, hay espacios de juegos ópticos y escenarios donde los niños pueden posar como actores de cine mudo o de películas de ciencia ficción.
Otros museos para visitar en familia
- Museo del Chocolate: inaugurado recientemente, propone catas interactivas y juegos para aprender sobre el gianduja.
- Museo del Automóvil: repasa la historia de FIAT y de la automoción italiana con vehículos históricos y actividades.
- Museo de Antropología Criminal: curioso pero no apto para menores de 12 años.
- Museo del Medioambiente: educativo y pensado para la concienciación de toda la familia.
Iglesias y misterios
Iglesia de San Lorenzo

Hay ciertos días del año que se ve el rostro De Dios en las capillas laterales por el ángulo de la luz del sol.
Diseñada por Guarino Guarini, es una joya del barroco piamontés. Su planta octogonal y la intrincada cúpula, inspirada en la mezquita de Córdoba, crean un juego de luces y sombras que cautiva y que muestra «la cara de las tentaciones». En determinadas fechas del año, la luz que entra por las ventanas en las capillas laterales revela la figura de Jesús, un rostro que aparece solo en esos días, añadiendo un halo de misterio que encanta a los visitantes. La iglesia fue encargada por Emanuele Filiberto de Saboya como agradecimiento por la victoria en la batalla de San Quintín. En la sacristía de esta iglesia se puede ver una copia de la sabana blanca, puesto que fue el primer lugar de Turín donde se conservó.
Basílica de Superga
Erigida en una colina a 672 metros de altura, combina función religiosa y mausoleo real. Alberga la cripta de la Casa de Saboya, con esculturas funerarias de gran belleza. Para llegar se puede subir en el tren cremallera, lo que añade un toque de aventura familiar. Desde su explanada, las vistas de Turín y los Alpes son de las más espectaculares de la región. Sin embargo, también es lugar de recuerdo por el accidente aéreo de 1949 en el que murió el equipo de fútbol del Torino.
Santa Maria del Monte y el convento de los capuchinos
Situada en la cima de la colina de los capuchinos, junto al museo de los misioneros, es un mirador natural. El interior es sencillo, pero la panorámica sobre Turín y el Po es perfecta para fotos familiares.
Catedral de San Juan Bautista
Custodia la Capilla de la Sábana Santa, diseñada por Guarini, donde se guarda este objeto venerado que, según la tradición, envolvió el cuerpo de Cristo. Aunque solo se expone en ocasiones muy concretas, su historia y la atmósfera de la capilla impresionan a cualquier visitante.
Curiosidades y leyendas
Para los amantes del esoterismo Turín está en el llamado Triángulo de la magia blanca junto a Lyon y Praga, y también en el de la magia negra con Londres y San Francisco. Algunos rincones están asociados a leyendas esotéricas y símbolos ocultos.
En los refugios antiaéreos de la Segunda Guerra Mundial hoy se encuentra un laboratorio de astropaleontología que estudia el clima del pasado para luchar contra el cambio climático.
Excursiones cercanas para familias
- Zoom Torino: parque zoológico y acuático donde se puede nadar junto a pingüinos y participar en actividades con animales.
- Parques naturales: como el que rodea Stupinigi, ideal para paseos y picnics.
- Rivoli: castillo convertido en museo de arte contemporáneo con obras interactivas.
Gastronomía turinesa
Turín es una ciudad para saborear sin prisas. Aquí la tradición piamontesa se mezcla con influencias francesas y un toque moderno que se cuela en los restaurantes más creativos.
Ristorante Guarini
Ubicado en el corazón de Turín, es perfecto para una primera toma de contacto con la cocina local. En un ambiente elegante con elementos relacionados con el famoso arquitecto de la ciudad, ofrece platos que reinterpretan recetas tradicionales piamontesas con un punto contemporáneo. Su carta varía según la temporada, con especial atención a las carnes y a la pasta fresca. No puede faltar un auténtico vitello Tonnato, el plato piamontés por excelencia compuesto de ternera fría con salsa de atún.
Porto Urbano
Situado en una antigua nave de reparación de barcos junto al Po, este espacio moderno mezcla gastronomía, música y eventos culturales. Su cocina creativa utiliza productos locales de calidad, y el entorno industrial recuperado es un atractivo añadido para los pequeños curiosos. Con el buen tiempo se puede comer en la terraza a orillas del Po con las vistas de Superga presidiendo la montaña.
Caffè San Carlo
Uno de los cafés históricos más emblemáticos de Turín, donde se puede degustar un café perfecto o un bicerin en un entorno majestuoso. Sus salones decorados con espejos y molduras doradas parecen sacados de otra época. Ideal para una comida informal, justo en la plaza del mismo nombre. A los niños seguro que les encanta el Costardi’s, un arroz con tomate que se sirve en una lata.
Pizzería Berberè
Famosa por sus masas de fermentación lenta, ligeras y sabrosas, con ingredientes frescos y combinaciones originales. Es un lugar animado y desenfadado, perfecto para una cena familiar después de un día de visitas.
Gelateria Pepino
Un clásico de Turín desde 1884, conocida mundialmente por haber inventado el Pinguino®, el primer helado con palo cubierto de chocolate. Además de este icono, ofrece una gran variedad de helados artesanos con sabores locales como el gianduja o la avellana del Piamonte.

La merienda turinesa: una tradición recuperada
La merenda sinoiraes una costumbre que hunde sus raíces en dos mundos muy diferentes: el de la nobleza y el de la gente del campo. Para los aristócratas, era una excusa refinada para reunirse antes de la cena y degustar delicatessen acompañadas de vino. Para los campesinos, suponía un momento de descanso a media tarde, compartiendo embutidos, quesos y pan. Hoy, Turín está recuperando esta tradición como forma de promocionar los productos locales: quesos DOP, embutidos artesanos, panes de masa madre y dulces típicos. Una experiencia perfecta para familias que quieran conocer la gastronomía de forma divertida y relajada.
Dónde dormir
El Best Western Hotel Genova es una opción perfecta para familias que buscan una ubicación estratégica en Turín sin renunciar a la comodidad. Situado en un edificio histórico del siglo XIX, a pocos pasos de la estación de Porta Nuova y de los principales soportales comerciales, este hotel combina el encanto clásico con servicios modernos. Su nombre se remonta a finales del XIX, cuando esta zona se conocía como el quartiere Genova, por la presencia de comerciantes y familias llegadas de la ciudad ligur durante la unificación italiana. Al reconvertirse en hotel, conservó ese nombre como guiño a su historia.
Sus habitaciones familiares son amplias y cuentan con todas las comodidades necesarias para descansar después de un día de visitas, desde camas confortables hasta hervidor para preparar una infusión nocturna. El desayuno buffet es un punto fuerte, con una selección variada que incluye bollería recién horneada, embutidos locales y opciones saludables, ideal para cargar energías antes de salir a explorar. Además, dispone de un pequeño spa con jacuzzi y sauna, perfecto para relajarse mientras los niños descansan. Su proximidad a la Via Roma y a varios cafés históricos lo convierte en un punto de partida excelente para moverse a pie por la ciudad.


















