Una vez comprados los billetes de avión, no vemos el momento de que lleguen las tan esperadas vacaciones en familia y podamos desconectar plenamente en nuestro destino soñado con nuestros hijos. Pero no estresarnos o cansarnos demasiado durante el trayecto también es importante para que el viaje sea ideal de principio a fin y saquemos partido a nuestros días libres.

Con este objetivo de disfrutar no solo del destino, sino también del camino, TAP Air Portugal ofrece 10 consejos para aprovechar al máximo la experiencia de vuelo.

 

Chequear las condiciones de nuestros billetes

 

Los imprevistos pueden suceder en cualquier momento, por lo que es muy recomendable revisar las condiciones de las tarifas de los billetes reservados a la hora de buscar con calma una posible solución y no decir, de primeras, adiós a nuestras vacaciones. La flexibilidad para modificar los días de viaje es actualmente una de las grandes preocupaciones de los españoles, por lo que es importante tener en cuenta ventajas como la permite cambiar el viaje de manera gratuita siempre que haya disponibilidad para que los viajeros puedan atrasar o adelantar sus vuelos.

 

Mejor ligero equipaje

 

Llevar varios ítems de equipaje puede dificultar nuestros desplazamientos y provocar que arrastremos con un peso excesivo. En las redes sociales, la organización eficiente está de moda: existen muchos tutoriales para ayudarnos a empaquetar correctamente nuestras pertenencias para ahorrar espacio. Además, conviene revisar bien qué dimensiones y peso máximo nos permite llevar nuestra tarifa contratada, y planear cuáles son los objetos que necesariamente queremos que viajen con nosotros en cabina para echar mano de ellos a lo largo del vuelo.

 

Descansar lo suficiente antes y después

Ir descansados hará que el viaje sea más placentero y podamos disfrutar de nuestro destino en cuanto aterricemos. Del mismo modo, se aconseja tomarse con calma el regreso para ayudar a suavizar la vuelta a la rutina. En las rutas de largo alcance, en ocasiones se ofrece la posibilidad de hacer un stopover, contando así con la ventaja de hacer una pequeña pausa para evitarnos demasiadas horas de vuelo seguidas y, además, descubrir dos destinos en un solo viaje.

 

Escoger ropa cómoda

 

Tras algunas horas de vuelo, agradeceremos haber elegido ropa holgada que no nos apriete ni moleste y un calzado con el que nos sintamos cómodos. Y es que cada vez son más tendencia los “outfit” para volar. A pesar del calor del verano, nunca hay que olvidarse una chaqueta ligera, pues la temperatura baja algunos grados dentro de la cabina una vez se alcanza altitud, y los contrastes entre el destino y el aeropuerto también puede ser notables.

 

Llegar con la antelación suficiente

Para ir con la mayor tranquilidad posible, es vital llegar con tiempo de sobra al aeropuerto, especialmente si no lo conocemos demasiado bien. Se recomienda presentarse con dos o tres horas de antelación en el caso de los vuelos internacionales, y aproximadamente una hora y media antes de la salida si el vuelo es nacional. Adicionalmente, se aconseja tener preparados los objetos que deben sacarse del equipaje para pasar el control de seguridad (como, por ejemplo, los líquidos o los aparatos electrónicos) y así no demorarnos demasiado en este punto.

 

Comer ligero antes de embarcar

Ingerir comidas demasiado pesadas antes de volar puede hacer que nos sintamos incómodos en el avión, ya que permanecer sentados durante mucho tiempo dificulta la digestión. Sin embargo, no hay que preocuparse por si aparece el hambre, pues las propuestas gastronómicas de los aviones son cada vez mejores y podemos consultar el menú con antelación, especialmente en los vuelos de largo radio.

 

Hidratarse más de lo habitual

La humedad ambiental de un avión se mantiene en valores mucho más bajos de los que acostumbramos en tierra firme. Esto, en combinación con la menor presión atmosférica de las alturas, ocasiona ligeros dolores de cabeza en algunos pasajeros, por lo que es necesario beber más agua para mantener los niveles de hidratación de nuestro cuerpo.

 

Adaptar el cuidado de nuestra piel

En relación con el consejo anterior, la piel también tiende a resentirse con los cambios de ambiente, sobre todo en viajes largos. Para remediarlo, además de beber agua, podemos llevar crema hidratante y un bálsamo labial que nos ayude a evitar la sequedad. Por otra parte, la altura ocasiona que la radiación solar sea más intensa, de manera que conviene no olvidar el protector solar para conservar un cutis perfecto.

 

Aprovechar las opciones de entretenimiento

 

Las horas pasarán más rápido si disponemos de alguna distracción, y por ello, muchos pasajeros eligen leer o ver alguna película durante el viaje. Las compañías aéreas disponen de una amplia oferta de entretenimiento a bordo en sus trayectos de larga distancia con programación especialmente pensada para los niños: su catálogo de películas, series, programas de televisión, música y mucho más, harán que el tiempo se pase volando.

 

Llevar un kit para dormir

 

El avión también puede aprovecharse para conseguir ese descanso que mencionábamos. Si no se es uno de los afortunados que pueden dormir en cualquier lugar, un kit para dormir conformado por tapones para los oídos, una pequeña almohada inflable y un antifaz es todo lo que necesitamos para que el vuelo nos parezca más corto. Aprovechar las horas de avión para planear una siesta estratégica nos ayudará, por otro lado, a comenzar a acostumbrar nuestro cuerpo al nuevo huso horario y evitar el jet lag.