En plena Ribera del Duero, cuando el sol de septiembre acaricia los racimos maduros, la bodega Cepa 21 abre sus puertas a familias que desean vivir una experiencia única: un taller de vendimia con niños.
Entre hileras de viñas en espaldera, los más pequeños descubren de dónde viene el vino, aprenden a cortar las uvas con ayuda de sus padres y disfrutan pisándolas con los pies descalzos, igual que se hacía antiguamente.
Un plan familiar en la Ruta del Vino Ribera del Duero
Este taller forma parte de las actividades más demandadas de la Ruta del Vino Ribera del Duero, que ha convertido el enoturismo en una experiencia para todas las edades. Cepa 21, ubicada en Castrillo de Duero (Valladolid), es una de las bodegas más rompedoras e innovadoras de la comarca, un proyecto impulsado por José Moro con el objetivo de acercar la cultura del vino a todo tipo de públicos. “Queremos que los visitantes vivan la esencia del vino desde su origen, en contacto directo con la tierra y la uva”, explica el bodeguero. “La vendimia es el momento más mágico del año, y con esta iniciativa buscamos compartir esa emoción con quienes nos visitan”.
La emoción de vendimiar como antes
El Taller de Vendimia de Cepa 21 invita a las familias a ponerse en la piel de los vendimiadores por un día. Desde el primer momento, los niños se sienten protagonistas: caminan entre las cepas, observan cómo se seleccionan los racimos y aprenden cómo es el sabor y el color de la Tempranillo. A los más pequeños no se les da tijeras, pero no importa: papá y mamá les ayudan a cortar los racimos más dulces, y juntos los depositan en las cestas de vendimia. “La uva que usamos para esta actividad ha estado más expuesta al sol, es más dulce y visualmente más bonita”, comenta Carlota Moro, responsable de administración y RR.HH. de la bodega. “Así los niños disfrutan de una vendimia fácil, alegre y segura”.
Después llega uno de los momentos más esperados: el pisado tradicional de la uva. Con los pantalones remangados y una sonrisa de oreja a oreja, los pequeños pisan los racimos con los pies descalzos dentro de una tina de madera, mientras los padres los animan y comparten con ellos el pisado de la uva. “Es un recuerdo que se queda para siempre”, dice Carlota. “Hay niños que repiten cada año, y algunas familias ya nos llaman desde marzo para reservar su plaza”.
Un día en el campo entre risas, mosto y tradición
El taller combina aprendizaje, tradición y diversión. Durante las dos horas que dura la experiencia, las familias participan en una vendimia manual, conocen el trabajo en el viñedo y aprenden de forma sencilla cómo se transforma la uva en vino. Al finalizar, llega el turno de la cata: los adultos degustan los tintos más jóvenes de la bodega —Hito y Cepa 21— mientras los niños hacen su propia cata infantil con mosto de uva. En el picnic que preparan los anfitriones, no faltan los productos locales de la zona, que completan la jornada con un toque de sabor ribereño.
“Queremos que los niños comprendan el valor de nuestra cultura vitivinícola desde pequeños”, explica Carlota. “Mi padre siempre nos ha transmitido la pasión por la tierra, por el esfuerzo y por la calidad. Que los niños crezcan viendo esto es fundamental”. No en vano, la tradición familiar en Cepa 21 empieza muy pronto: “Mi hija ya ha vendimiado antes de cumplir los dos años”, comenta orgullosa Carlota.
Aprender jugando entre cepas
Mientras los adultos se relajan con la cata, los más pequeños continúan aprendiendo entre juegos. En la zona del picnic, el equipo de enoturismo organiza actividades con dibujos, juegos y materiales educativos para que los niños sigan descubriendo el mundo del vino a su manera. Es una manera divertida de fomentar la curiosidad y el respeto por la naturaleza. “Queremos que los niños lo pasen bien, pero también que se vayan sabiendo algo nuevo”, explica Carlota. “Así, cuando sean mayores, tendrán una conexión natural con el vino y con lo que representa: cultura, territorio y familia”.
La filosofía de Cepa 21 encaja perfectamente con el espíritu de la Ruta del Vino Ribera del Duero, donde cada experiencia se vive en familia y se combina con la historia, la gastronomía y la naturaleza de esta tierra castellana. Los paisajes ondulados, los viñedos infinitos y los pueblos de piedra dorada hacen del entorno un lugar ideal para desconectar y disfrutar con los niños.
La tradición del vino de José Moro
La historia de José Moro es la de una vida ligada al vino desde su infancia. “Mi primera imagen en una bodega es dentro de una cuba, limpiándola con un cepillo”, recuerda. Desde entonces, su aprendizaje fue constante: poda, trasiego, elaboración, cata. “Todo ese bagaje fue el que quise plasmar en un proyecto profesional. Y así nació Cepa 21, con la idea de hacer un vino diferente, fresco y auténtico”.
El bodeguero también comparte una reflexión que resume su filosofía: “El vino se hace con la uva, y la barrica solo debe acompañar, no dominar. Lo importante es que el vino hable por sí mismo y emocione”.
“Siempre hemos apostado por un espíritu joven y por abrir el vino a nuevos públicos”, señala Carlota Moro. “En el equipo somos en su mayoría mujeres y muy jóvenes, y eso se nota en la energía que transmitimos. Queremos que Cepa 21 sea un lugar donde las familias se sientan cómodas, bienvenidas y parte de nuestra historia”.
Tradición, sostenibilidad y territorio
En cada rincón de la bodega se percibe el respeto por la tierra. Los viñedos se cultivan sin productos residuales y se cuida cada detalle del proceso. José Moro lo explica con sencillez: “El vino es la unión de tres elementos: suelo, variedad de uva y clima. Si cuidas eso, cuidas la identidad del territorio”. Y ese respeto es también un valor que se transmite a los más pequeños, que descubren cómo la naturaleza, el tiempo y el trabajo en equipo dan fruto a un producto tan noble como el vino.
La visita concluye en el mirador de la bodega, desde donde se divisa el Duero serpenteando entre colinas y chopos. Es el lugar perfecto para hacer una foto familiar y llevarse un recuerdo de un día diferente, donde grandes y pequeños han compartido risas, aprendizaje y tradición.
Cómo vivir la experiencia
El Taller de Vendimia de Cepa 21 se celebra cada otoño y es una de las actividades más esperadas del año en la Ribera del Duero. Por su popularidad, las familias comienzan a reservar con meses de antelación. La experiencia incluye la vendimia manual, el pisado de uvas, la visita guiada por la bodega y una cata adaptada a todos los públicos. Es la oportunidad perfecta para aprender, disfrutar y conectar con la esencia del vino de una forma divertida y cercana.
Si quieres vivir esta experiencia, puedes descubrir más información en la web oficial de Cepa 21 y planificar tu escapada familiar a la Ruta del Vino Ribera del Duero. Una tierra de viñedos, historia y hospitalidad donde cada cosecha se celebra en familia.