Japón se ha convertido en uno de los destinos principales entre los viajeros con conciencia ecológica y sostenible. Y es que ofrece un gran número de experiencias de viaje “slow”, que no sólo ayudan a minimizar su impacto en las comunidades y el medio ambiente, sino que también brindan aventuras más auténticas y culturalmente inmersivas.

Las ciudades, los festivales y los paisajes rurales del país asiático ocupan un lugar destacado en la agenda de los viajeros de todo el mundo, por ello quizás no sea sorprendente que Japón sea uno de los países pioneros en el concepto “slow” y en el turismo sostenible. Viajes en tren, experiencias inmersivas y gastronomía local son algunas de las propuestas de esta tendencia que brinda el país nipón.

El término “slow travel” o “slow tourism” se caracteriza por reducir el ritmo de consumo turístico, dedicando más tiempo a un destino e integrarse en él, en vez de visitarlo de forma rápida y express. Este tipo de turismo aboga por la selectividad y la consciencia del tiempo, la tranquilidad y la capacidad de saborear el lugar escogido con espíritu de observación.

Esta tendencia, cada vez más común entre turistas locales y extranjeros, convierte al país nipón en el destino perfecto.

Las siguientes son algunas de las opciones para viajar de manera más sostenible y calmada.

Viajes en trenes

Japón tiene una de las redes ferroviarias más extensas y seguras del mundo. Además, los trenes son una forma rápida, cómoda y rentable de recorrer largas distancias, así como también de realizar viajes cortos dentro de las ciudades y sus alrededores.

Desde el shinkansen (tren bala) de alta velocidad, hasta las líneas ferroviarias locales y de metro, los ferrocarriles de montaña o los trenes turísticos es sencillo conocer los diferentes rincones de Japón mientras se ve reducida la huella de carbono.

Experiencias inmersivas

Los destinos regionales menos conocidos de Japón albergan algunas de las experiencias culturales más auténticas y sostenibles que el viajero puede encontrar en el país.

Kamikatsu, ubicada en la prefectura de Tokushima, ofrece la posibilidad de aprender todo sobre su filosofía de cero residuos, ya que se trata de la primera ciudad ecológica sin desperdicios de Japón.

Cabría destacar el Hotel Why o el Kurabito Stay de Saku, que ofrece a los huéspedes la increíble oportunidad de experimentar un día en la vida de un elaborador de sake tradicional haciendo esta bebida dentro de sus fábricas.

Otras experiencias culturales inmersivas que defienden los valores de Japón en torno al turismo ecológico son: hospedarse en el Miyama FUTON & Breakfast, aprendiendo a relajarse y vivir de la tierra; o retirarse a la montaña y disfrutar de la tranquilidad, la cocina local y la arquitectura tradicional gracias al Ryokan Kato de Yoshino.

E incluso, hospedarte en una casa de campo tradicional en Shizuoka, teniendo la opción de visitar las grandes producciones de té locales.

Comer como un local

Consumir productos de origen local ayuda a reducir la huella de carbono de los alimentos que se consumen. Buscar pescados y mariscos de temporada cerca de las regiones costeras y comer muchas verduras cultivadas en el interior son dos opciones muy sencillas que ayudan a minimizar el impacto ambiental del sustento diario.

Así, hay muchos hoteles dentro de las regiones rurales de Japón que tienen como objetivo poner en valor los ingredientes locales y la cultura a través de sus opciones gastronómicas, como el Hotel Shiroiya, en la prefectura de Gunma.

Para disfrutar de una experiencia única de productos locales, el Food Camp de Fukushima reúne a los mejores productores y chefs locales y crea un restaurante al aire libre en un entorno rural idílico.

Actividades de bajo impacto

Con variedad de climas por todo el archipiélago, el país alberga algunos de los paisajes más espectaculares y una vida silvestre única en el mundo. En ellos se pueden realizar actividades ecológicas y sostenibles como senderismo por el monte Hakkoda de Aomori, piragüismo en el lago Nojiri, ciclismo por la carretera de Shimanami Kaido, buceo en las aguas cristalinas de la isla de Okinawa y las visitas a los numerosos parques nacionales como el Fuji-Hakone-Izu, Chubusangaku o Minami Alps.

Todo ello sin olvidarse de los templos, santuarios, castillos y onsen de Japón que se pueden visitar de forma independiente o como parte de una visita guiada.