Una oportunidad única de ver los maravillosos vestidos del romanticismo enmarcados en una típica casa del siglo XIX. Un total de 22 modelos originales en esta exposición en el Museo del Romanticismo hasta el 5 de marzo. Y por supuesto ¡Con talleres infantiles!
Durante el recorrido por la exposición podréis imaginar en el salón de baile a las señoras sentadas con su carnet de baile esperando a que las sacaran a bailar, o sentir la emoción de la novia en el oratorio minutos antes del enlace. Tal y como explica Elvira González, asesora científica de la exposición, es una oportunidad única de contextualizar la moda y poder entender el volumen de las puertas y las dimensiones del mobiliario.
La moda romántica estuvo marcada por la influencia del reinado de Isabel II, la auténtica It Girl de la época, como explica con entusiasmo Eloy García, comisario de la exposición, que también define a Larra como un Hypster del siglo XIX. Los elementos típicos de Romanticismo son el corsé y la crinolina con la que se formaba una gran campana para ahuecar las faldas y poner distancia entre la mujer y el hombre. En la moda masculina aparece la figura del dando con las levitas que se ajustan al cuerdo. Isabel II, fue una mujer rompedora en cuanto a moda y creaba tendencia. Fue la primera mujer que comenzó a utilizar el cuadro escocés que parecía estar solo reservado para hombres, y en la exposición podréis ver la prueba de ello. Todo lo que ella se ponía era copiado en toda Europa, en la exposición podrás ver una copia de la época de su vestido de novia.
Las primeras salas de la exposición son anteriores al puro romanticismo para poder apreciar la evolución desde el corte Imperio a las voluminosas faldas y las cinturas imposibles. Y toda esta evolución vino favorecida por la revolución industrial y el desarrollo de la industria química que permitía trabajar con nuevas tinturas y estampados y utilizar tejidos no usados en ropa hasta la época.
Salón de baile
En el salón de baile se exponen tres grandes piezas: Dos trajes y un vestido. La diferencia es que el primero es de dos piezas aunque a primera vista no se note. Así tenían la posibilidad de combinarlos para diferentes usos. Un cuerpo más escotado y con manga corta para los bailes (pero siempre con guantes, no enseñaban el brazo) y algo más recatado para el día. Las faldas tienen bolsillos para guardar el carnet de baile y el abanico, y curiosamente son las mujeres casadas las que se pueden permitir más adorno en el traje.
Moda masculina
En cuanto a los hombres la moda cambia de forma que llega el pantalón para quedarse definitivamente entre nosotros. Utilizan una indumentaria más sencilla como contrapunto a la época anterior. Sólo se permiten ser más creativos en el chaleco, es por eso, que siempre iban con la levita abierta para mostrarlo. Es en esta época cuando aparece el concepto de dandy con una silueta entallada y Mariano José de Larra es su máximo exponente.
A lo largo del recorrido, tras ver los chalecos masculinos, no dejes de asomarte a la sala que se esconde a la derecha para descubrir el maravilloso vestido goyesco, un estilo que solo se dio en España y que se denominó majismo. Era una forma de diferenciarse de la dominación francesa y mostrar, con la vestimenta, nuestra propia identidad.
Talleres infantiles Sastres y Modistas
El Museo del Romanticismo ha programado unos talleres en el marco de esta exposición sobre la Moda Romántica en la que ha colaborado el Museo del Traje. Está dirigido a niños y niñas de 6 a 10 años en días puntuales. Conviene contactar con el museo para inscribirse. Allí podrán conocer de primera mano cómo era el trabajo de los sastres y las modistas y qué era un corsé, un miriñaque o una crinolina.
La actividad es gratuita con previa reserva al teléfono 914481045. Se realizarán talleres en noviembre, diciembre, enero y febrero. Solo se pueden reservas las actividades del mes corriente una vez estén publicadas en la web del museo del romanticismo