La Rollerie Boadilla conquista por su oferta para toda la familia y por lo espectacular del espacio, dividido en dos alturas, con una amplia terraza cubierta que será el ‘place to be’ de la zona para ir con los niños desde el desayuno a la cena.
El nuevo local de La Rollerie, el octavo ya en ver la luz -segundo como franquicia-, cumple y como siempre supera las expectativas en lo que a estética se refiere. El cartel luminoso que corona al aire lo alto del restaurante es el reclamo para no perderse al llegar, y cada uno de los detalles que se van descubriendo al cruzar sus puertas, lo que crea un ambiente agradable para una velada en familia.
Empezando por el impresionante porche que ocupa varios metros a lo largo de la calle, una terraza acristalada cubierta cuando el frío aprieta, pero que en verano se convierte en un paso libre para acceder al interior del local, presidido por una imponente barra en el centro sobre la que se descuelga un vistosísimo jardín. Y es que las plantas son un imprescindible en cada Rollerie. Siempre en busca del mimetismo con el ambiente pero colándose en cada rincón. Maceteros, jardines verticales, colgantes… y también estampados en los cojines, en el tapizado de las sillas, en el papel pintado de techos, algunas paredes y separadores… El color verde impregna también otros muchos detalles: en forma de azulejos que cubren las columnas o algunas mesas y revisten los baños, centro también de muchos flashes, por cierto. La otra seña de identidad es su árbol de hojas rojizas, que en esta ocasión cuelga del techo con tronco y raíces incluidas.
La Rollerie Boadilla está dividida en dos alturas: la principal, a la que se accede atravesando la terraza, con un par de zonas de mesas altas y bajas y una parte acristalada desde la que se puede contemplar un precioso patio interior en la planta baja y el enorme árbol pendiente del techo. Es en esta altura -a la que se puede llegar en ascensor- donde se encuentran algunos de los rincones más especiales del restaurante. Un divertido balancín que puede convertirse en el escenario ideal para sueños y juegos infantiles, varios salones con detalles en cada mesa: jarrones con lavanda, mesas para ir en grupo o socializar con los ‘vecinos’, más íntimas para ir en pareja o a pasar una tarde de confidencias con los peques, o sofás de mimbre en los que estirar la sobremesa leyendo con uno de sus nuevos ‘Cafés golosos’ y una tarta. Y es que si en algo son expertos en esta firma, es en crear microespacios para que cada uno encuentre su lugar favorito y se sienta como en casa en cualquier momento del día.
Porque aquí se puede llegar para el desayuno y no salir hasta la medianoche. El ambiente acompaña y su carta -prácticamente igual aunque con singularidades en cada local- es de lo más variada para agradar a todo tipo de paladares. Con el frío vuelven clásicos de su recetario como la Sopa Tom Kha Kai de polloy la Fondue de queso y vodka; y se incorporan incluso ingredientes nuevos como la polenta, elaboración muy popular al sur de Francia, Suiza y Austria que es protagonista en platos como los Taquitos crispy de polenta y parmesano, con strogonoff de boletus, trigueros y trompetas de la muerte o los Pulpitos encebollados en salsa kimchi, pimentón y sésamo, servido sobre polenta crispy. También aterriza en su propuesta el Queso Tomino cremoso a la plancha, acompañado de trufa negra, ajo y laurel sobre una tortilla crujiente de trigo y servido con una brunoisede tomate con alcaparras. Una locura que transporta directamente a Italia. Otro imponente recién llegado es el Arroz cremoso con carrillera de cerdo Duroc. ¿Quién se resiste?. Y para terminar no pueden faltar sus rolls de canela con topings de distintos sabores. Seguro que a los niños les costará decidirse entre chocolate, kínder o dulce de leche.
La Rollerie Boadilla (Av. Siglo XXI, 6. Boadilla del Monte. Madrid. Tel. 91 632 34 99. www.larollerie.com) ocupa 450 m2 y entre las dos plantas puede albergar a unas 170 personas. Abren de 09:00 a 00:00 horas de domingo a jueves y hasta las 02:00 de la mañana los viernes y sábados. El precio medio a la carta es de unos 15€.
También se puede vivir la experiencia del grupo en Carrera de San Jerónimo, 26; Atocha, 20; Guzmán el Bueno, 105; Mayor, 24; Alcalde Sainz de Baranda, 64; Mayor, 15 (Alcalá de Henares); Carrer del Convent de Santa Clara, 7 (Valencia).