Palacios, granjas, paisajes increíbles y una ciudad medieval muy manejable para recorrer con niños son atractivos más que suficientes para una perfecta escapada en familia a esta región de La Toscana italiana.
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Viajar a Luca es adéntrate en la época de las ciudades estado italianas y las luchas de poder entre las grandes familias, pero también en el viejo esplendor de la época romana o el bucólico paisaje esencialmente mediterráneo de La Toscana.
Jugando en el interior de la muralla y el anfiteatro
La plaza del Anfiteatro es una de las imágenes icónicas de la ciudad. El anfiteatro estaba situado fuera de las antiguas murallas, porque al ser un espectáculo gratuito y con animales atraía a las capas más bajas de la sociedad y era una forma de garantizar la seguridad ciudadana. Hoy es una plaza mágica en la que acabarás varias veces durante tu visita a Luca. Sin embargo, el teatro estaba intramuros al ser un entretenimiento más relacionado con la cultura y con las clases pudientes. Del teatro solo quedan dos arcos sobre los que se ha construido una torre.
Durante la Edad Media el anfiteatro fue reconvertido en una cárcel. Actualmente, la plaza del anfiteatro es uno de los puntos ineludibles de la ciudad para el viajero, ideal para disfrutar de la cocina y hospitalidad italiana en sus terrazas mientras los niños corretean por la plaza peatonal.
Durante 300 años esta zona estuvo bajo 3 estados: el ducado de Florencia bajo el poder de los Medici, la República de Luca y la república de Pisa. Esto se traducía en tres monedas diferentes y tres idiomas lo que influye en el carácter independiente de los habitantes de Luca. Incluso las comidas tienen nombres diferentes. Esta rivalidad se ha trasladado en la actualidad al fútbol.
Luca presume de no haber estado nunca bajo el poder de los Medici. Se mantuvo siempre independiente, gracias, en parte a la gran muralla que sólo tenía tres puertas. En el este, nunca se puso puerta porque era la parte de la muralla que daba con Florencia que siempre amenazó con invadirla, así que en el Renacimiento cuando se construyó la muralla decidieron dejar completamente cerrada esta parte. Las tres puertas se cerraban por las noches hasta principios del siglo XX y sólo por una de ellas, la puerta del sur, podían pasar los extranjeros para así tener un completo control de quien salía y entraba en la ciudad. En la actualidad puedes recorrer el interior de una parte de la muralla.
Paseando por la ciudad podrás ver una estatua de Garibaldi frente al teatro de la ciudad. El pueblo de Luca le dedica este monumento como agradecimiento al primer padre de la nación, ya que fue Garibaldi quien conquistó las ciudades del norte desde el sur y consiguió unificar Italia y convertirla en una nación para el primer rey Víctor Manuel.
El laberinto, símbolo de la ciudad
Al girar en una pequeña calle, se abre la grandiosidad de la catedral de Luca dedicada a San Martín. Le verás en una estatua ecuestre entre los arcos de la fachada. Observa con detenimiento cada columna ya que no hay ninguna igual. En uno de los pilares de la fachada verás labrado en la piedra un laberinto. Es el símbolo de la ciudad. Representa el mito del Minotauro cuando Teseo entró con una cuerda para poder salir después de matar al minotauro. Es el sello del peregrino y se esculpió a la entrada del templo para dar esperanza a los peregrinos: “si tienes fe en Dios, encontrarás la salida a tus problemas”.
La momia de San Balbino
La iglesia de San Miguel preside majestuosa la gran plaza de la ciudad. En el altar mayor se conserva la momia de San Balbino. A los niños les llamará la atención, aunque puede que incluso les de miedo verla. Un dato a tener en cuenta para los padres es que es el santo al que se reza para que se quiten los dolores de cabeza. Estudiando su momia se descubrió que San Balbino tiene en el cráneo dos heridas en la cabeza de drenajes de sangre que debieron hacerle porque él sufría de grandes dolores de cabeza. Está bajo la gran cruz de madera románica del siglo XII que, como corresponde a su época, tiene los clavos en los pies separados.
En un gran templete, a la izquierda, hay un crucifijo que le llaman Holly Face. Dice la tradición que es la verdadera cara de Jesús. El escultor se fue a dormir sin haber hecho la cara. Al despertar se la encontró esculpida y se dice que fueron los ángeles quienes la hicieron por la noche. Esta cruz fue encontrada en Jerusalén y la dejaron en un bote en el mar para que se salvara. Llegó a Lunni, una ciudad de La Toscana y el Obispo la llevó hasta Luca. Es uno de los símbolos de la ciudad ya que se acuñaron monedas de Luca con la imagen del crucifijo, que se han llegado a encontrar hasta en Asia. Esto hace pensar que Luca fue una localidad muy rica y con habitantes viajeros con una mente muy abierta.
La última cena de Tintoretto es una visión muy diferente de la que tradicionalmente nos han dado los pintores. En la parte inferior se ve a una mujer dando de mamar a un bebe. Esto significa el principio de la vida que contrasta con el final que representa la última cena y la iglesia como conexión entre principio y fin. Ante nosotros, un trozo de pan sin dueño en la mesa que invita a participar a quien mira el cuadro.
Casa Museo de Puccini
Visitar Luca es adentrarse en el universo de Puccini. Más allá de su azarosa vida, podrás descubrir con los niños la casa donde vivió sus primeros años el autor de Madame Butterfly, Tosca, la Bohème o Turandot. La joya del Museo es el piano donde compuso Turandot pero también conserva curiosos manuscritos con partituras, cartas y dibujos y algunos de los trajes originales que llevaron las protagonistas de sus óperas.
Entrada: Adultos 7€, niños 5€, menores de 10 años gratis. Pack especial familias 13€
Domus Romana y la leyenda del espía
Los propietarios de esta antigua casa comenzaron a escavar y encontraron ruinas de varias épocas. En un mismo lugar encontraron todos los estratos desde la época romana a 3 metros bajo el suelo, hasta el Renacimiento. Aquí los niños podrán ver la reproducción del primer mapa de la historia: la tabla Peutingeriana datada en los tiempos de Augusto (ente el 27Ac y el 14DC). En ella se representaba todo el mundo conocido que era Europa, Asia y África con todos los caminos romanos de la época que conectaban el imperio. Se trasportaba enrollado en dos rodillos de forma que fuera fácil de llevar y de ver la parte que se necesitaba.
Aquí también podrán descubrir la historia de un guerrero procedente de Luca, Caius Largennius, que trabajaba como espía del César transportando mensajes cifrados. Por eso en su mano izquierda sostiene un rollo de papiro y debajo de su cinturón una tabla. Estos dos elementos indican que era una especie de espía que hacía llegar información secreta a los confines del imperio. Era el James Bond de la época.
Villas nobles de La Toscana
En la zona que rodea Luca hay cerca de 400 villas que se han ido reconvirtiendo en granjas o alojamientos para lograr ser rentables. En la actualidad permanecen como villas visitables unas 7 u 8.
Villa Torrigiani es única en la zona. La fachada es del siglo XVIII, y destacan su variedad cromática debido a los diferentes materiales utilizados como es la piedra volcánica. No es una fachada típica de la Toscana. Pero en realidad la villa es del siglo XV y para descubrir la fachada original hay que ir hacia la parte de atrás.
En una primera etapa se construyó la villa y después se fueron ideando los jardines con estanques donde se reflejara el palacio. El jardín está lleno de preciosas camelias que fueron plantadas en el siglo XVIII. Algunas de ellas son híbridos que se utilizan para hacer tés. Al recorrer el jardín hacia la parte de atrás se tiene una vista magnífica del palacio reflejado en el estanque. Ya casi en la verja que lleva al campo, los niños pueden probar a silbar o gritar y escucharán su eco.
En un principio el jardín era un parterre de flores pero durante el siglo XVIII se fue transformando en un típico jardín romántico gracias a la plantación de árboles. Los jardines estaban diseñados para irlos descubriendo poco a poco, no para que se viera todo de golpe. Era como un juego que ahora puedes realizar con tus hijos.
Mientras recorres esta parte del jardín podrás observar características propias de este tipo de jardines como es el hecho de que se decoraban con lagos en los que el agua estaba quieta para hacer reflejos. En épocas anteriores el gusto se orientaba más a escuchar el sonido del agua por lo que se prefería el agua corriente como podrás percibir en la parte derecha del palacio donde hay fuentes y además se escucha el río. En este lado se encuentra uno de los mayores atractivos para los niños. Hay una gruta con estalactitas y monstruos de piedra que les apasiona recorrer con las luces de los móviles. Si haces la visita en verano, es una buena zona para refugiarte por unos momentos del calor. Justo frente a la gruta, encuentras la cúpula de Hércules. Se realizó como una escultura efímera que formaba parte de un espectáculo de agua. Sitúate frente a ella e imagina cómo sería cayendo agua de arriba y saliendo de dentro. El espectáculo ya no se realiza más porque que la piedra está muy deteriorada y no soportaría la erosión del agua.
En este lado de la casa es dónde el sol nace, por lo que en el Renacimiento se situaba todo lo que simboliza el comienzo de la vida, como los juegos de agua o la capilla. En el lado opuesto, en el oeste, se colocaba todo lo misterioso como la pequeña jungla entre árboles y grandes camelias.
Al llegar al interior impacta ver desde el salón de la entrada toda la inmensidad de la propiedad a norte y a sur por las puertas que hay a ambos lados. Pocas villas han mantenido la perspectiva de un gran camino que llega a la casa y sigue por la otra puerta hasta la montaña. Son tierras que producían aceite y vino. Todo el mobiliario que se conserva en el interior de la casa es de la familia Sandini que fue la propietaria a partir del siglo XVIII. Generalmente la entrada de una casa noble suele estar decorada con imágenes de la batalla que por la que se les concedió el título nobiliario a los antepasados. En este caso no es así, ya que en Luca no se lidió ninguna batalla, y sus nobles lo son por su poder económico y no militar. En el techo están representados los cuatro continentes por cuatro mujeres. Seguro que los niños son capaces de identificarlos: Europa con la corona, Asia con el turbante, América con las plumas y África en el centro.
Al llegar al comedor, donde podrás ver la mesa puesta, invita a los niños a buscar una puerta secreta. Está disimulada a la derecha de la estancia y es la puerta que utilizaba el servicio para acceder a la cocina que está en el piso de abajo. El traje que lleva el maniquí es el uniforme de los sirvientes, con lo que se los podrán imaginar saliendo y entrando de esa puertecita con los manjares. Otro detalle que les hará gracia serán las patas de las consolas ya que tienen forma de pezuña. Podéis jugar a adivinar a qué animal pertenecen: ciervo, león…Siguiendo con el juego de buscar animales, rétales a buscar la pantera en los cuadros de la entrada. Esa pantera es el símbolo de la república de Luca.
Esta casa se ideó para disfrutarla durante el buen tiempo y en su decoración trata de que el jardín entre en el interior. Muestra de ello es el espectacular dosel bordado en plata que representa la primavera plagado de camelias. Incluso está rematado por cuatro jarrones. Le sigue otro dormitorio típicamente toscano.
Tierra de viña y olivo
Además de los testigos de las grandes familias nobles de la zona, La región de La Toscana está salpicada de productores locales pequeños, especialmente de aceite y vino. Todas las familias tienen algunos olivos y desde primeros de noviembre se escucha hablar de la recogida de la aceituna en bares y plazas. El aceite de Luca es suave y el vino típico de la zona es un vino joven.
Pero este paisaje de viñas y olivos encierra también algunas sorpresas, como en el agroturismo Colle di Bordocheo donde han vuelto a abrir para la visita un curioso jardín. En medio del olivar, una pequeña entrada te transporta a otro mundo lleno de árboles que tenía un objetivo de pura supervivencia, atraer a los pajaros para cazarlos para comer, ya que, aunque ahora no lo parezca, Luca era una zona muy pobre.
Ahora este jardín es fuente de inspiración para los artistas que se hospedan en los alojamientos del agroturismo. Juega con los niños a perderse por sus caminillos y buscar a Blanca Nieves y los siete enanitos.
Las pastelerías de Luca
Entrar en una pastelería en Luca es todo un espectáculo. Además de panettones de todas clases, debes probar el dulce típico de la zona que es el buccelato que se elabora con harina, levadura, azúcar, anis y uva. Lo encontrarás en la pastelería de la plaza San Michele, 34 que lleva haciéndolos desde 1881. Y cómo no las focaccias en cualquiera de sus variantes, que allí se come como sustituto del pan para acompañar a las comidas.
La pasta es la reina en Luca y en la mesa de los niños, así que no te queda otra que experimentar con cualquiera de sus variantes: Straccetti, pappardelle, maltaglati, pici, fettuccine, paccari, cazzetti. Si quieres llevarte a casa, en la Antica Bottega (vía S. Lucía, 13) encontrarás todas las variedades y colores.
Donde Comer:
- Antica Locanda dell’Angelo (Vía Pescheria,21) Donde tomar unos tagliolini negros o unos raviolis de pato.
- Gli Orti (Vía Elisa,17) Especialista en pizzas y focaccia.
- The Locanda di Sesto (a las afueras de Luca en la Via Ludovica, 1660). Descubrirás la curiosa manera que tienen de “echar” el queso a los espaguetis.
Dónde Dormir:
- San Luca Palace Hotel (Via San Paolino, 103). Hotel cuatro estrellas superior muy céntrico, ideal para ir andando a todas partes y con habitaciones comunicadas.
- Hotel Ilaria (Vía del Foso, 26) Hotel junto al canal con habitaciones familiares, admite mascotas y ofrece alquiler de bicis gratis.
- Colle di Bordocheo (Segromigno Monte). Esta hacienda cuenta con una serie de apartamentos entre los viñedos y los olivos con unas vistas espectaculares desde sus terrazas. Para los niños tiene columpios, piscina. Cuenta con instalaciones para hacer catas de aceite y de vino.
- Al Carli. Se trata del proyecto personal de Mónica Ferrucci, un agriturismo con huerto, cabras y gallinas donde ella hace su propio queso. Un lugar bucólico donde los niños pueden aprender mucho sobre la naturaleza.
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