Inspirada en una historia real, la película francesa Todo ha ido bien llega los cines este viernes 28 de enero. La protagonista, una novelista de éxito, recibe la noticia de que su padre ha sufrido un ictus. Cuando despierta, debilitado y dependiente, le pide a su hija que le ayude.

 

Hay películas que te hacen reír, otras te hacen llorar, otras producen rechazo hacia alguno de sus personajes, otros consiguen que te enamores, otras te hacen recordar momentos que has vivido, otras te llegan al corazón. Este último es el caso de Todo ha ido bien, la nueva película del director francés François Ozon. Indudablemente no es una película para ver con niños pero sí para reflexionar sobre el valor de la familia.

Todo ha ido bien es el vigésimo largometraje de François Ozon. En esta ocasión Ozon adapta la novela homónima Tout s’est bien passé de Emmauèle Bernheim, amiga y colaboradora suya con la que trabajó en diversas ocasiones. Sophie Marceau protagoniza este drama en el que se invita al espectador a reflexionar sobre la dificultad que supone, en algunas ocasiones, la aceptación de las últimas voluntades de un ser querido.

En esta película François Ozon consigue mezclar de manera muy ingeniosa el drama con pequeños toques de humor que dotan al personaje interpretado por André Dussollier de un carácter bastante particular que hace que, a pesar de ser un personaje que demuestra que no se ha portado bien en el pasado, acabes cogiéndole cariño. Estos pequeños toques de humor arrojan pequeñas ráfagas de luz al momento tan duro que pasan los personajes. Sophie Marceau y Géraldine Paihas son las claras protagonistas de esta película en la que nos demuestran que la unión hace la fuerza, sobre todo en los momentos difíciles, y en todo momento nos transmiten ese dolor y esa preocupación constante por lo que su padre ha pedido.

Todo ha ido bien consigue, sin ninguna duda, que salgas del cine con una mezcla de sentimientos agradable y realmente interesante.