Ciudades que nos trasladan a la Edad Media, fascinantes pueblos “colgados” en las rocas, castillos diversos y magníficos cada uno en su estilo, bellos y cuidados jardines, e incluso alguna de las más destacadas cuevas prehistóricas, se concentran en el Valle del Dordoña.
Una joya patrimonial y paisajística en la región de Nouvelle-Aquitaine, en Francia, donde perderse en el tiempo -en distintas épocas-, durante unos días.Accede aquí al descuento exclusivo del 10% en tu seguro de viajes por ser seguidor de Ruta en Familia
El río Dordoña (Dordogne) atraviesa y da nombre a un valle que, situado en el departamento también del mismo nombre, al sureste de la región francesa de Nouvelle-Aquitaine, concentra ciudades medievales magníficamente conservadas como Sarlat-la-Canéda; alguno de “Los Pueblos más bellos de Francia” que realmente lo es como La Roque-Gageac; uno de los castillos más visitados del país: el Château de Castelnaud, u otro ligado a la historia de una mujer rompedora como Josephine Baker que vivió en el Castillo des Milandes…, por citar algunos de los muchos que aún existen.
En el Valle del Dordoña se encuentra así mismo la conocida como la “Capilla Sixtina de la Prehistoria”: la cueva de Lascaux y el interesante Centro Internacional del Arte Parietal en Montignac, con la réplica Lascaux IV. Y preciosos jardines de diferentes diseños, como los del Manoir d’Eyrignac, de inspiración francesa y mantenidos por la misma saga familiar desde hace 500 años; y unos paisajes y muchos otros lugares que conocer y con los que disfrutar de unos días en los que viajar también a otras épocas, retrotraerse en el tiempo y ensoñarse en momentos pasados de la Historia.
Sarlat, vuelta al Medievo
Si habitualmente lo mejor para conocer una ciudad es perderse en ella, en el caso de Sarlat-la-Canéda caminarla nos lleva además directamente a la Edad Media. Sus calles adoquinadas, las casas de piedra, las calles estrechas, las plazas… el ambiente en general nos traslada a sus orígenes medievales, fielmente mantenidos gracias a una importante restauración de su casco antiguo realizada en aplicación de la Ley Malraux de 1964.
Impulsada por André Malraux -conocido sobre todo por ser novelista y aventurero además de político- el objetivo era proteger el patrimonio histórico y estético de Francia.
Primera beneficiada en el país de tan preclara ley, Sarlat se convirtió así en una de las ciudades francesas con mayor densidad de edificios catalogados como monumentos históricos, en una de las ciudades medievales mejor conservadas de Europa y en escenario del rodaje de numerosas películas ambientadas en el Medievo…
En el centro histórico de Sarlat cada rincón tiene un encanto especial, aumentado más si cabe al anochecer bajo la tenue luz ámbar de las farolas, que incrementa esa sensación de vuelta al pasado.
Capital de Dordoña
Capital del departamento de Dordoña, puede ser un buen epicentro para nuestro recorrido por el Valle del Dordoña, mientras en ella se disfruta de lugares emblemáticos como la iglesia de Sainte-Marie, que deteriorada por el tiempo se desacralizó y en el año 2000 fue rehabilitada por el conocido arquitecto Jean Nouvel para convertirla en mercado cubierto.
Dos puertas gigantescas de acero macizo en el exterior son su más contundente seña de identidad. Enfrente, mirándola, está la estatua de Le Badaud, “El espectador”, y detrás, la Mansión Gisson, con una interesante torre hexagonal.
En el antiguo campanario de Sainte-Marie hay un mirador a unos 35 metros de alto al que se puede acceder en un ascensor de cristal y permite contemplar la ciudad en 360 grados.
Otro de los lugares de imperdible visita es la catedral de Saint-Sacerdos (al lado se encuentra la Oficina de Turismo de Sarlat-la-Canéda) y la Lanterne des Morts, la “Linterna de los Muertos”, una torre cilíndrica de 6,5 metros de diámetro terminada con una cúpula puntiaguda, cuya arquitectura románica está relacionada con la de la capilla sepulcral, un lugar de oración por los muertos y por lo que se entiende le debe el nombre desde el siglo XVII.
De carácter totalmente diferente es la plaza donde se levanta la estatua de los Tres Gransos y donde una vez estuvo el mercado del foie grass, que precisamente se hace con el hígado de patos, ocas o gansos… Y que es uno de los productos característicos del Périgord Noir, como también se ha denominado tradicionalmente a esta zona del Valle del Dordoña.
Junto con trufas, setas, castañas, nueces, fresas, “cabécou” (queso de cabra), vinos, “confits”…, son productos que se pueden degustar convertidos en típicos platos locales en numerosos restaurantes de Sarlat como Le Bistrot.
Recorriendo jardines y cuevas
En el Valle del Dordoña son numerosos los jardines y parques de diferentes estilos que nos aguardan para una visita. Entre bosques y a medio camino entre Sarlat y la cueva de Lascaux se encuentran los Jardines de Manoir de Eyrignac, en un entorno íntimo y rural a la vez. Esto les aporta parte de su encanto, pero también su diseño con inspiración en los jardines a la francesa del silgo XVIII, mezclado con la fantasía de los jardines renacentistas italianos. Y sin duda la pasión y dedicación derivada de la familia que los viene manteniendo desde hace 500 años.
Algunos kilómetros después llegamos a Montignac donde se encuentra la célebre cueva de Lascaux, apodada la “Capilla Sixtina de la Prehistoria” y que ofrece una de las mayores representaciones de arte prehistórico en Europa. Fue descubierta en 1940 por cuatro adolescentes cuando estaban rescatando a su perro, pero se tuvo que cerrar en 1966, debido al daño causado por el dióxido de carbono producido por las numerosísimas visitas.
Se restauraron las pinturas y para compensar, en 1983 se realizó, al igual que con Altamira, una copia de la cueva de tamaño natural: Lascaux II. En 2016 se inauguró el Centro Internacional de Arte Parietal Lascaux IV. Un impresionante edificio futurista construido al pie de la colina de la cueva original, que comprende una réplica completa e inédita de la cueva y seis salas de exposiciones donde, en un espacio de más de 8.500 metros cuadrados, se puede conocer y aprender sobre la historia de Lascaux y el arte prehistórico.
En cuanto a Lascaux III, es una exposición itinerante que recorre el todo mundo.
Un pueblo en la roca
La Roque-Gageac es un lugar idílico. Un pueblo esculpido, como “colgado” en una roca casi perpendicular, a los pies del río Dordoña y orientado hacia el sur, con luz y sol durante todo el día. Habitado desde la prehistoria, por allí pasaron romanos, vikingos, sufrió guerras e incluso un desprendimiento de parte de la roca… Pero permanece atractivo e imprescindible para la visita ya que es uno de “Los pueblos más bellos de Francia”, título adjudicado por la asociación “Les Plus Beaux Villages de France”, situándole en tercera posición solo superado por Monte Saint-Michael y Rocamadour.
Aparte de caminar por los pequeños callejones que llevan al pie del acantilado y desde donde pueden disfrutarse magníficas vistas del río, otra deliciosa manera de disfrutar de La Roque-Gageac es navegando. Especialmente a bordo de una gabarra, la embarcación tradicional de fondo plano que se utilizaba antiguamente para transportar mercancías en la zona, a través del río Dordoña. Hoy en día, en las dársenas se sitúan diversas empresas, como Gabarras Norbert, que llevan a los turistas en un lento y agradable recorrido para poder recrearse en las vistas que ofrece no sólo el pueblo, si no también los paisajes de ambas orillas.
La Roque-Gageac está situado a sólo diez kilómetros de Sarlat, lo que permite no sólo la visita al pueblo, sino a otros de los alrededores y especialmente a algunos de los varios, bellos y diferentes castillos -châteaux- cercanos.
Dos castillos, dos historias
El Château de Castelnaud impone desde su ubicación sobre una roca en lo alto de una colina sobre el río Dordoña. Construido en el siglo XII es un magnífico ejemplo de fortificación medieval y, al parecer, el castillo más visitado del sur de Francia. Además resulta ideal para conocerlo en familia, con numerosas y atractivas actividades para niños.
A sus magníficas vistas del Valle del Dordoña, une la curiosidad de la colección de armas y armaduras medievales con unas 300 piezas y la reconstrucción en el bastión del castillo, en posición de ataque, las más potentes máquinas de asedio de la Edad Media.
Totalmente diferente, desde la ubicación a la arquitectura, es otro de los château que proponemos visitar: el Château des Milandes, con una historia ligada a las mujeres. Construido en 1489, tras la Guerra de los 100 Años, a Lord François de Caumont le pareció demasiado austero y decidió convertirlo en un castillo más romántico para su esposa, Claude de Cardaillac, dando vida a las habitaciones con más luz, gracias a hermosos vitrales.
Aún romantizado, el castillo mantiene sus características góticas con sus torreones, una escalera de caracol y gárgolas, combinado con muestras de arquitectura renacentista. Una auténtica delicia para la vista que ya en el siglo XX recibió a su moradora más famosa: Josephine Baker, la actriz, bailarina y cantante nacida en Estados Unidos y luego nacionalizada francesa, que fue la primera mujer negra en protagonizar una película, impulsora del charleston e icono de los años 20.
Años después formó parte de la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial y fue activista de los derechos civiles. Además formó una gran familia con la adopción de doce niños de diferentes partes del mundo para formar lo que ella llamó la “Tribu Arcoíris”.
Testigo de una época
El Château des Milandes fue primero alquilado y luego comprado por Josephine Baker, siendo testigo de buena parte de su existencia. Y por ello alberga entre sus paredes un recorrido por la fascinante vida de esta excepcional mujer, que fue la primera de raza negra en ser enterrada en el Panteón de París en 2021, recibiendo así uno de los más altos honores en Francia.
Aparte de ver la exposición de algunos de sus trajes, objetos personales y representativos de la época, o incluso la curiosidad de la llamativa decoración de los cuartos de baño, la visita al castillo des Milandes transmite la energía y fortaleza vital de una mujer única.
Los jardines del castillo también son una joya dela zona, reconocidos como monumento histórico de Francia, y la visita a la fachada norte, con vistas al Valle del Dordoña, alberga una espectacular exhibición de aves rapaces. En conjunto, la visita al Château des Milandes puede ser un broche de oro para el recorrido por esta hermosa zona.