Cuando llegan las vacaciones, muchas familias se plantean si es mejor disfrutar en la intimidad del núcleo familiar o vivir la experiencia acompañados de otra familia amiga. Ambas opciones tienen ventajas y retos. ¿Cuál es la mejor elección?
El Dr. Asier Baquero Pérez de Onraita, director académico del Máster en Innovación en Turismo de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), nos ayuda a analizarlo en profundidad para que puedas planificar tu próxima escapada familiar con acierto.
Beneficios de viajar solo con el núcleo familiar

Un viaje en familia conociendo otra cultura y conectando entre padres e hijos es una experiencia que queda para siempre.
Viajar únicamente con el núcleo familiar permite crear un espacio íntimo y de reconexión, alejado de las exigencias externas del día a día. “Viajar solo con el núcleo familiar permite reconectar sin interferencias externas. Se refuerzan los vínculos afectivos primarios, padres e hijos, pareja, mediante el tiempo compartido, toma conjunta de decisiones y nuevas experiencias”, explica el experto.
En este tipo de viajes, las familias disfrutan de una convivencia más pausada, donde se fomenta el diálogo, la empatía y la colaboración. Sin embargo, no está exento de retos. “En ese espacio íntimo, también pueden aflorar algunos retos como diferencias en ritmos, expectativas o la necesidad de desconexión individual. Pero precisamente esos desafíos permiten fortalecer la comunicación y la empatía familiar, si se gestionan con flexibilidad y sin estrés”, añade Baquero.
¿Cuándo es buena idea viajar con otra familia?
La opción de compartir vacaciones con otra familia también tiene mucho atractivo, sobre todo si existe buena relación entre adultos y niños. “Viajar con otra familia es muy recomendable cuando hay una buena afinidad previa entre los adultos y sobre todo si en las familias hay niños”, apunta el experto de UNIR.
Los beneficios son múltiples. A nivel emocional, los adultos pueden apoyarse mutuamente y los niños disfrutan socializando con iguales. Además, esta opción resulta especialmente cómoda para padres con hijos únicos, que así cuentan con compañeros de juegos durante todo el viaje. “Logísticamente, se pueden compartir responsabilidades como el transporte y económicamente hay ahorros posibles en comidas y opciones de alojamiento compartido como apartamentos o villas turísticas”, añade.
La clave está en la compatibilidad
No todas las familias encajan igual. Por eso, el éxito de unas vacaciones compartidas depende de ciertos factores clave. “La experiencia mejora si los hijos tienen edades y niveles de autonomía similares, ya que eso facilita la convivencia y las actividades compartidas”, explica Baquero.

Los equipos de animación de los hoteles mantienen a los niños entretenidos y en ocasiones organizan actividades que pueden compartir con los padres.
Los alojamientos con animación infantil o servicios adaptados pueden marcar la diferencia: “La mayoría de hoteles vacacionales ofrecen servicio de animación infantil con amplios horarios, lo que permite que los padres disfruten de otras actividades en ese tiempo.”
En cuanto a los adultos, la confianza, la flexibilidad y la capacidad para gestionar diferencias son esenciales: “Es clave que haya confianza mutua, capacidad para ceder y resolver desacuerdos con madurez. Un viaje conjunto no debe forzarse: si la relación entre familias no es fluida en el día a día, es difícil que lo sea bajo las exigencias de unas vacaciones.”
Alojamientos recomendados para cada tipo de viaje familiar
El tipo de viaje condiciona también el tipo de alojamiento más adecuado. Si viajáis solo con vuestro núcleo familiar, el experto recomienda buscar entornos tranquilos con privacidad: “Destinos tranquilos y con cierto nivel de privacidad, como casas rurales, hoteles familiares pequeños o apartamentos, suelen funcionar muy bien.”
En cambio, si viajáis varias familias juntas, es importante que el alojamiento facilite tanto los momentos compartidos como los espacios propios: “Los complejos turísticos (hoteles o campings) con servicios compartidos (club infantil, piscinas, etc.) o villas turísticas con estancias comunes permiten compartir sin invadir.”
Este tipo de estructura favorece tanto el descanso de los adultos como la diversión de los más pequeños, sin que nadie sienta que pierde su intimidad o libertad.
¿Hay una tendencia clara en el turismo familiar?
Según el Dr. Asier Baquero, lo que está ganando terreno es la flexibilidad. “En los últimos años se observa una búsqueda de equilibrio. Muchas familias alternan vacaciones en solitario con escapadas compartidas con amigos o familiares.”
La pandemia ha cambiado la percepción de los viajes familiares. “Tras la pandemia, se valora más el tiempo de calidad con el núcleo familiar, pero también se retoman con fuerza las experiencias sociales y colaborativas.”
Además, la tecnología ha facilitado mucho la organización de viajes en grupo: “La digitalización ha facilitado la organización de viajes compartidos, lo que hace más accesible el modelo de vacaciones en grupo.”
Consejos para elegir el tipo de vacaciones en familia más adecuado
- Observad el momento vital de vuestra familia. ¿Necesitáis reconectar, descansar o socializar?
- Valorad las edades de los niños y su nivel de autonomía. Esto influirá en el tipo de actividades y alojamiento.
- Sed honestos con la afinidad con otras familias. Si hay tensiones o ritmos muy distintos, mejor reservar las vacaciones compartidas para otro momento.
- Alternad modelos de viaje a lo largo del año. Una escapada íntima en Semana Santa y unas vacaciones en grupo en verano pueden ser la combinación ideal.
- Optad por alojamientos con espacios comunes y servicios para niños. Así los adultos también disfrutarán de momentos de relax.
No hay una fórmula perfecta, sino la que mejor se adapta a cada familia
Cada familia es un mundo, y sus vacaciones también lo son. Tanto si preferís disfrutar de la calma y complicidad del núcleo familiar como si optáis por compartir aventuras con amigos, lo importante es elegir el tipo de viaje que mejor se adapta a vuestro momento vital y a las necesidades de todos sus miembros. Como recuerda el Dr. Baquero: “Un viaje, bien planteado, puede convertirse en una experiencia transformadora, ya sea compartida o íntima.”