Ofrecer a nuestros hijos la oportunidad de aprender un idioma en el extranjero es permitirles vivir una experiencia que además les hará madurar como personas, abrir su mente y les meterá en el cuerpo el gusanillo de viajar.
Mandar a tu hijo a estudiar al extranjero, ya sea un mes o un año, es un regalo del que se beneficiarán toda la vida. Estamos de acuerdo que supone un gran esfuerzo por parte de los padres, no sólo económico. Nos cuesta soltar a nuestros retoños y mandarles a otro país, con otra familia. Recuerdo la sensación que a mí me causó la primera vez que me habló de su otra madre y sus otros hermanos. Pero es una experiencia tan enriquecedora para ellos.
La primera vez que yo fui tenía 13 años y no había ido ni a un campamento. Por supuesto que vas con miedo. No sabes cómo será la familia en la que vas a vivir, si habrá más estudiantes, cómo vas a ir al colegio, si te vas a entender. Pero la ilusión y la sensación de libertad puede más. Empiezas a descubrir que eres capaz de valerte sola, de entenderte con la familia. Descubres otras costumbres, otras comidas, otras formas de organizarse una familia. Nunca como en aquel momento, uno tiene la oportunidad de vivir desde dentro otra familia.
Aprender inglés en el extranjero
¿Y el inglés?, la verdad es que llevas toda tu vida estudiando inglés y hasta que no te ves en la obligación de usarlo no eres capas de soltarte hablando. Resulta imprescindible ir a clases allí, porque, además, es una forma de conocer estudiantes de otros países y entablar amistad y por tanto conversación. Ir sólo a una familia, sin asistir a clases, es arriesgarse a estar solo en casa sin hablar prácticamente con nadie. Por lo que es recomendable, además de las clases, apuntarse a todo tipo de actividades que se propongan desde la organización con la que se ha viajado, el colegio al que se asista o la familia. Es la forma de relacionarse y entablar amistades inolvidables. Descubrirán cómo es la vida de los adolescentes en otros países y culturas.
Viajar con una organización de confianza
Ya hemos hablado de lo que nos cuesta a los padres dejar volar solos a nuestros polluelos, por eso estaremos más tranquilos si lo hacen con una organización que nos dé confianza. En estos casos, el boca a boca es fundamental. Pregunta a tus conocidos con hijos, padres del colegio o familiares que sepas que han mandado a sus hijos fuera. Te darán detalles de primera mano de cómo les ha ido y de cómo funciona la organización que ellos eligieron. Pregunta todas las dudas que tengas respecto a los seguros médicos con los que viajan los menores, la posibilidad de cambio de familia si no termina de encajar o surge algún problema, el número de españoles que van al mismo colegio, número de monitores por niño, cómo administran los niños el dinero de bolsillo, los visados o pasaporte que necesitan. Seguro que te surgirán muchas más. Un aspecto fundamental es el contacto directo con el monitor que esté con los niños en el destino. Lo ideal es tener su móvil para poder contactar en caso de necesidad. No necesariamente tiene que ser por algo malo. Cuando mi hijo estuvo en Irlanda, tuve que contactar con su monitora de Sheffield porque el niño tenía que hacer una prueba on line un día concreto para entrar en el bachillerato dual. Rápidamente ella lo gestionó con el colegio irlandés y le facilitaron un ordenador y un aula para que pudiera hacer la prueba a la hora establecida. Paralelamente la madre de la familia con la que vivía también estaba al tanto. Todo fue muy fácil.
Nuevos destinos de idiomas
Antes para aprender inglés íbamos a Gran Bretaña, Irlanda y Estados Unidos. Pero, como para otras muchas cosas, para aprender inglés fuera el mundo se ha hecho más grandes y se han incorporado desde hace años al circuito otros destinos que ofrecen otros alicientes. En Nueva Zelanda y Australia es difícil que tus hijos se encuentren con tantos españoles como en Irlanda o Gran Bretaña, aunque el coste del vuelo se incrementa considerablemente.
Malta, país cuya lengua oficial es el inglés, se está postulando en los últimos 10 años como destino de idiomas para jóvenes. Malta ha sido parte del Imperio Británico durante 164 años por lo que ha heredado el inglés como un legado aunque ofrece un clima y una cultura mediterránea posiblemente más parecida a la nuestra que la anglosajona y unos precios mucho más competitivos. Maltalingua es una de las organizaciones que más tiempo llevan trabajando en esta isla mediterránea con estudiantes extranjeros. Si quieres saber más sobre sus programas pincha aquí.