Aveiro es conocido por sus canales y sus paseos en moliceiro, pero ofrece muchas más experiencias a las familias. Puedes elegir entre dunas o bosques para disfrutar de la naturaleza, o modernismo, arte urbano o africano para los que prefieren los planes más culturales. ¡Y por qué no, combinarlo todo!
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Aveiro, en la región Centro de Portugal, próxima a Oporto es una localidad conocida por sus canales y las típicas y coloridas embarcaciones que los recorren mostrando a los turistas sus fachadas modernistas en el centro y la ría y las salinas al final del recorrido.
Descubriendo la ría y las dunas
Estas embarcaciones de recreo se inspiran en los moliceiros que utilizan los pescadores para faenar y que todavía puedes ver en la parte alta de la ría, a la altura del municipio de Murtosa. Allí mismo se ha inaugurado recientemente el astillero museo de Monte Branco. Un lugar donde podrás ver trabajar al maestro José Rito en la construcción y reparación de los moliceiros en su taller y junto a él, descubrir en el espacio expositivo los procesos de construcción de esta embarcación tan característica de la zona.
El pequeño astillero flanquea la playa do Monte Branco, muy frecuentada por las familias ya que no es una playa atlántica, sino que está en el lado de la ría por lo que es muy tranquila. Tiene una zona de césped con mesas de picnic, una cafetería, amplia zona de parking. Al otro lado hay un puerto desde donde salen los auténticos moliceiros de los pescadores a faenar por la ría. Con un poco de suerte podrás verlos descargar unas navajas recién pescadas.
Un poco más adelante tienes la maravillosa playa de Sao Jacinto a la que puedes llegar también desde Aveiro en el ferry que sale del Fuerte de la Barra. Esta es una de esas playas maravillosas de Portugal en la que te parece estar en el paraíso. Arena blanca infinita ante el océano Atlántico. Esta playa forma parte de la reserva natural de las Dunas de Sao Jacinto que se pueden recorrer con una visita guiada desde el centro de acogida y descubrir las especies que las habitan.
La colorida Costa Nova
Sin necesidad de coger el ferry puedes llegar a Costa Nova, esa playa de cuento con sus características casas de rayas de colores. Su nombre es Palheiros y eran los cuartos de aperos de los pescadores. Un lugar precioso para un estupendo día de playa, un paseo tranquilo y una colorida sesión de fotos. El paseo marítimo ancho, peatonal recorriendo las casas de colores lo hace perfecto para recorrerlo con niños. Además, en verano se divertirán refrescándose en las zonas con chorros de agua que salen del suelo.
En la parte baja de la Ría, junto al núcleo de Aveiro, se han instalado unas pasarelas de madera paralelas a la ría. Con una extensión de 7 kilómetros, invitan a descubrir la ría de una forma tranquila y diferente disfrutando de las aves que la frecuentan.
Circuito de arte urbano
En la localidad de Estarreja, situada en el trayecto entre Monte Branco y Aveiro se ha creado un circuito de arte urbano desde el ayuntamiento. El recorrido parte del colorido Martín Pescador creado a partir de basura por Bordallo II. Esta obra está en el Parque Municipal de Antua, donde, si tus hijos son movidos, seguro que dedicarán un rato a descubrir sus instalaciones al aire libre. Tiene una pista de salto de longitud, de 100 metros lisos, un gimnasio exterior y columpios. Entre todas estas instalaciones, una antigua cabina de teléfonos londinense hace las veces de biblioteca.
Con la app “Sentir Estarreja” es muy fácil recorrer la ruta de arte urbano geolocalizado bajo el nombre Estau. Cerca de 50 puntos en los que ver grandes murales, que ha acogido la ciudad desde 2015, pintados por los mejores artistas urbanos del mundo.
Ruta del modernismo de Aveiro
Las calles de Aveiro son un verdadero museo al air libre de la arquitectura modernista de principios de siglo XX. Sus fachadas de azulejos con motivos florales y orgánicos son un sello de identidad de la ciudad. No en vano, Aveiro pertenece a la red de art Nouveau junto con Barcelona, Budapest o La Habana. Comienza la visita en el Museo del Art Nouveau, situado frente a la ría en la antigua residencia familiar de Mário Pessoa, para entender la importancia de este movimiento en la ciudad. Allí los peques podrán probar a diseñar su nombre o una marca con tipografías al estilo modernista. Ubicado en uno de los edificios más representativos de la Ruta con una exuberante decoración floral en piedra en la fachada y formas curvilíneas en hierro forjado, es sede además del Museo de la Ciudad. El centro de interpretación sirve de punto de partida a la Ruta del Modernismo de Aveiro. Allí os darán el plano con las localizaciones de los edificios con las fachadas más espectaculares de la ciudad y una foto para identificarlos. Con su propio mapa los niños podrán ir buscando las fachadas como un juego e ir descubriendo su belleza.
Algunas de las más representativas están en la misma calle frente a la ría y son la Casa dos ovos moles en rosa empolvado destacan sus balcones de hierro forjado y los detalles florales. El edificio de la Cooperativa Agrícola destaca por estar cubierta de paneles de azulejos y un delicado trabajo en piedra. Una de las últimas en ser restaurada es la casa do Rossio en la que destacan las molduras de piedra de balcones y ventanas y la barandilla en hierro forjado sobre el fondo azul de la fachada. La ruta se compone de 28 fachadas en total, y la mayoría de ellas están concentradas en el centro lo que hace sencillo y divertido recorrerlas. Otra forma de verlas es desde un paseo en moliceiro, esas embarcaciones coloridas que tienen forma de góndola que suponen una de las imágenes más icónicas de la ciudad.
Un museo subterráneo
Merece la pena desviarse unos 30 kilómetros al sur de Aveiro para descubrir uno de los museos más curiosos de la zona, el Aliança Underground Museum. En unas galerías subterráneas, el coleccionista Joe Berardo ha creado una exposición de arte y geología por la antigua bodega de la Aliança Vinhos de Portugal. Son 8 colecciones muy diferentes dedicadas a áreas tan diversas como la arqueología, la etnografía, la mineralogía, la paleontología, azulejaría, estaños y una exposición de la cultura india en un legado que comprende millones de años.
La visita comienza con la colección arqueológica de un conjunto de figuras en terracota con cerca de 1500 años procedentes de Níger. Continúa con una colección compuesta por diversos objetos africanos como estatuas, máscaras, armas, joyería y utensilios de la vida cotidiana que dan muestra de la imaginación de sus creadores. Sin salir de vuestro asombro, llegais a la galería donde os sorprenderán esculturas contemporáneas de piedra de Zimbabue fruto del movimiento de escultores que se originó en los años 60.
Minerales y fósiles de América del Sur
Dejamos atrás el arte africano para adentrarnos en la gran colección de minerales con enormes muestras de amatistas calcitas, cuarzos o turmalinas entre otros. La mayoría son procedentes de Brasil. La siguiente galería alberga un extraordinario patrimonio paleontológico con más de 20 millones de años compuesto por fósiles de rinocerontes, conchas, pescados plantas o dientes y maderas petrificadas de América del sur.
Desde este punto, el visitante se adentra en la maravillosa colección de azulejos, en su mayoría portugueses desde el siglo XVIII a la actualidad. De aquí se pasa a la Pink Room y termina con una colección de cerámica das caldas de piezas raras y originales así como grandes animales en cerámica y platos con alimentos. La última parte de la visita recorre la zona de la bodega de aguardientes con los alambiques y las barricas. Ya fuera de los túneles, os sorprenderá la colección dedicada a la India con un espacio en homenaje a Gandhi y a las deidades indús.
Bosque de Bussaco
Y si hemos bajado al subsuelo recorriendo las bodegas, ahora toca subir a la montaña para recorrer el bucólico Bosque de Bussaco coronado por un espectacular palacio, hoy convertido en hotel. Entra con el coche dispuesto a dejarlo a un lado y perderte paseando por cualquiera de sus senderos. Es un espacio de 105 hectáreas que forma una de las colecciones de plantas leñosas más importantes de Europa. El 80% del espacio está ocupado por la gran masa boscosa que plantaron los monjes tanto autóctonos como especies posteriormente traídas de México o Guatemala por los navegantes portugueses.
En vuestro paseo tenéis que buscar la Fuente Fría, una de las más monumentales del parque natural. Su origen data del siglo XVII aunque su aspecto actual no lo tuvo hasta 1881. De esta fuente parte un recorrido que lleva al valle de los helechos. Este lugar conserva ejemplares de hasta 15 metros que rodean el Lago Pequeño y el Lago Grande donde descarga la fuente. El agua en el parque nacional de Bussaco es el elemento vertebrador de los espacios. La humedad junto con la altura de la sierra y la cercanía del Atlántico se transforma en infinidad de pequeños arroyos y corrientes subterráneas que lo mantienen en toda su frondosidad.
Un palacio de cuento
En la zona norte, cercana al palacio, una ruta conecta algunas de las fuentes. Las del Carregal, la Fuente de San Silvestre, la de San Elias y la Fuente de Santa Teresa son las más conocidas. El Palacio de Bussaco fue diseñado por el escenógrafo Luigi Manini a finales del siglo XIX. Se planteó como una recreación de la arquitectura manuelina inspirada en la torre de Belem o el Monasterio de los Jerónimos en Lisboa. Seguro que tus peques no se resisten a montarse en el tren de madera que hay junto a la fachada o en los caracoles frente al Convento de Santa Cruz.
Frente al palacio, una vez recorridos los jardines y el estanque, parte un original Vía Crucis. En un camino irás encontrando pequeñas capillas que en su interior tienen representada la estación del vía Crucis con esculturas en tamaño natural. Y por ese sendero puedes llegar a las Puertas de Coimbra con unas vistas espectaculares.
Esta es la riqueza de la Región Centro de Portugal que ofrece descubrimientos inesperados en una escapada familiar.
Más información en la página web de la región Centro de Portugal y en su newsletter semanal Togetherness.